No necesitas haber vivido violencia para luchar contra ella. Mis papás representan la ruptura de un montón de ideas conservadoras. Hicieron de su relación de pareja un camino donde no había alguien que daba órdenes ni alguien que obedecía. Ambos se apoyaban y eso ha sido fundamental mientras crecí.

Eran los dos muy jóvenes cuando se dieron cuenta de que iban a convertirse en mis padres. Mi mamá tiene una familia muy tradicional y machista en donde los roles de género imponían que las mujeres reciban un trato muy diferente al de los hombres.

Ambos se mudaron a la ciudad desde el área rural y estudiaron Enfermería, mientras mi tía me cuidaba. Cuando terminaron de estudiar empezaron a trabajar, mi papá era enfermero y portero en una clínica. Ahora él se hace cargo de la casa en lo que encuentra trabajo y mi mamá trabaja. Ella es dirigente de su sector.

Estaba en el colegio cuando me invitaron a formar parte de una organización juvenil. Al principio como muchos jóvenes fui a los talleres para estar con mis amigos y pasarla bien; después me di cuenta que no era sólo yo quien tenía dudas sobre el machismo o la violencia éramos muchos. Poco después me convertí en activista de Actúa.

Ahora estudio Psicología y me gusta abordar el tema de las masculinidades, porque si bien sabemos que no debe haber violencia machista, muchas veces no sabemos cómo dejar de tener ciertas conductas que llevan a la violencia.

En muchos casos, tenemos grupos de amigos en donde sólo se critican unos a otros, pareciera que nadie tiene problemas y que nada nos afecta. Me di cuenta, aquí entre nosotros, que para empezar a dejar atrás actitudes machistas, es bueno rodearse de amigos con los que puedas hablar de lo que sientes, de lo que te afecta y ser escuchado. Si hay algo que le debo al activismo es que me ha dado ese tipo de amistades.

Lo que aprendes en el activismo es pasar tus ideas del borrador a una versión en limpio y luego te das cuenta que tienes que hacer algo, por tus amigos y cualquier persona que lo necesite.

Y sí, los hombres podemos hablar sobre cómo nos sentimos. Si piensas que no tienes con quien, dale una buena mirada a tu alrededor, te aseguro que hay alguien como yo.





“Tú y yo podemos hablar sobre cómo nos sentimos. Si piensas que no tienes con quien, dale una mirada a tu alrededor, seguro que hay alguien como yo"