’Si le vas a pegar a mi mamá, pégame a mí primero’. Le dije a mi padre cuando todavía era una niña, sin saber que al decir esto le ponía punto final a la violencia que ella vivía.
Ese momento y los años siguientes me mostraron que cuestionar no era quejarse en vano, sino una forma de empezar a generar cambios para luchar contra la violencia machista y contra los estereotipos que nos imponen. (...)