Tiene 21 años
Tiene 3 hermanos
Estudia Comunicación Social

Trabaja en una asociación por los derechos LGBTIQ+
Vive con su familia en la casa de sus abuelos paternos
No, no viví bullying por parte de mis compañeros por ser un chico gay, fueron mis profesores los que hacían comentarios fuera de lugar por mi forma de ser y expresarme, no sólo conmigo sino con cualquiera que era diferente.

Tenía unos 15 años cuando mi mejor amiga de la niñez estaba interesada en un chico. Al intentar ayudarla a coincidir en los mismos lugares con él, me di cuenta que me gustaba. Así descubrí mi orientación sexual.

Creé un perfil falso en las redes sociales para entrar a grupos LGBTIQ+. Empecé a buscar información sobre el tema, a tener amistad con chicos gay de otros países y a conocer más. Después de un tiempo, concluí que me gustaban los chicos y que no era algo pasajero o una confusión.

Las primeras en darse cuenta fueron mis amigas del colegio. Por aquellos años, mi vida se dividía entre buscar información sobre ser gay, el colegio y asistir a un grupo de jóvenes en la iglesia Adventista; pero descubrir mi orientación sexual me conflictuó con la religión que desde niño había practicado y asumido como parte de mi vida, ya que esta iglesia no admite las relaciones homosexuales.

Averigüé sobre otras iglesias evangélicas. Pertenecer a una religión era todo lo que yo conocía en ese momento, por eso era importante para mí. Siempre fui muy creyente, pero estaba seguro de que no podía ni quería cambiar mi orientación sexual.
Hoy creo que todo se trata de encontrar un equilibrio entre mi fe y quien soy. Elijo mi fe, mi espiritualidad y no la religión. Estoy seguro de que hay un Dios y que me quiere como soy.

Comprobé además que las citas de apps no son la mejor forma de conocer personas cuando uno es tan joven. A los 17 años tuve mi primer novio, decidí salir del clóset y contarle a mi mamá. Se puso muy mal, su preocupación se enfocaba en que me discriminen y me hagan daño. Mis abuelos paternos se opusieron rotundamente. La pasé muy mal.

La sorpresa fue la actitud de mi papá, lo tomó con mucha tranquilidad, creo que porque uno de sus amigos y mi padrino de bautizo era gay. Con el tiempo, llegué a protagonizar una serie para Internet que abordaba la temática LGBTIQ+, me involucré en un proyecto para dar información sobre salud sexual y reproductiva a jóvenes que forman parte de las diversidades sexuales en las poblaciones originario campesinas en Santa Cruz.

Para mí ser activista significa ser una persona como cualquier otra, pero que está informada y puede pasar ese conocimiento a otros jóvenes. Hace un tiempo formamos nuestra organización justamente para jóvenes LGBTIQ+ y encontré una convocatoria de la campaña Actúa en las redes sociales, decidimos inscribirnos para formar parte de ella y lo logramos.
La sorpresa fue la actitud de mi papá, lo tomó con mucha tranquilidad, creo que porque uno de sus amigos y mi padrino de bautizo era gay. Con el tiempo, llegué a protagonizar una serie para Internet que abordaba la temática LGBTIQ+, me involucré en un proyecto para dar información sobre salud sexual y reproductiva a jóvenes que forman parte de las diversidades sexuales en las poblaciones originario campesinas en Santa Cruz.

Para mí ser activista significa ser una persona como cualquier otra, pero que está informada y puede pasar ese conocimiento a otros jóvenes. Hace un tiempo formamos nuestra organización justamente para jóvenes LGBTIQ+ y encontré una convocatoria de la campaña Actúa en las redes sociales, decidimos inscribirnos para formar parte de ella y lo logramos.

Mi activismo ha logrado que con el tiempo mi mamá sea un apoyo, incluso recibió en mi casa a mi ex cuando sus padres se enteraron que era gay. Lo mismo pasó con mi abuela, hace unas semanas me contó que a su iglesia va una pareja homosexual. Me dijo, “lo importante hijito, es que vayan con fe y nadie tiene por qué discriminarlos”.

Desde que estoy en Actúa, comprendí también que es necesario hablar de la violencia machista que está presente en las relaciones de pareja de las diversidades sexuales. Son problemas que se visibilizan y abordan desde la campaña.

Con mi activismo aporté al cambio enorme en mi familia y es realmente fantástico. Me acuerdo que les contaba de mis actividades y talleres. Aunque ellos no querían saber nada yo andaba cuente y cuente, eso ayudó mucho. Traté siempre de tomar con humor las cosas que pasan y mira a la larga sirvió.

Imagina lo que se podría avanzar si hubiera un activista en cada familia en la que alguien sale del clóset como gay, bisexual, trans, lesbiana, no binario, queer y demás personas LGBTIQ+. El mundo sería mucho mejor.